Aunque según los datos de la historia unos culpan –con mayor o menor fundamento- a Cirilo de la muerte de la filósofa y otros destacan al Obispo como un defensor de la pensadora que además, condenó a la turba violenta –de cristianos- que acabó con su vida, nada roba ese hecho a la validez de la película para reflexionar sobre los males de todas las épocas y sobre la cerrazón con que se convierten en fanáticos energúmenos los seres humanos, cuando les obsesiona la divinidad hasta el punto de creerse no sólo en posesión de la verdad sino en ser los portavoces y jueces que hablan o actúan en nombre de esa divinidad. Cirilo era sin duda un hombre fuertemente apasionado, apologeta y luchador contra el paganismo, y contra determinadas actitudes del sector judío de Alejandría, era un apasionado de la verdad hasta en su lucha con las herejías y en su actitud con otros obispos y patriarcas de la propia Iglesia. Quizás esa pasión contagió cierto aire de dureza a las relaciones entre la diversidad de personas, razas, creencias, pensamientos, etc. que poblaban aquella ciudad cosmopolita
Demasiada violencia en nombre de aquel que dijo “aprended de mí que soy manso y humilde de corazón”. Demasiado atrevimiento si se piensa en aquel que dijo, “no juzguéis y no seréis juzgados, no condenéis y no seréis condenados”. Demasiadas piedras para matar en nombre de aquel que dijo “el que esté limpio de pecado que tire la primera piedra”.
Demasiada impiedad y violencia para obrar en nombre de aquel que dijo: Sed misericordiosos como vuestro padre celestial es misericordioso” y cuya oración incluía aquel “perdónanos como nosotros perdonamos”.
Aparte de sus pocos o muchos excesos, lo que sí se pone de manifiesto es el eterno ser humano incontrolable y agresivo, incapaz de soportar la convivencia en la diversidad, incapaz de aceptar la visión religiosa particular de sus semejantes o sus vecinos o incapaz, desde su propia visión religiosa, de entender el laicismo y la ética no fundamentada en la religión sino en el puro humanismo.
Pero siempre pensaré que el peor pecado de los creyentes de cualquier religión, especialmente de las religiones del Libro, es no aceptar humildemente que los otros no tienen por qué seguir su criterio, ni aceptar su punto de vista, por más que esa persona esté persuadida de que “Dios me ha hablado”.
Dios nos ha creado libres y al decir de Cervantes ese es el mayor don que los Cielos han regalado al ser humano. Y después de la libertad, el regalo de la razón, a través de la cual y sólo por medio de ella cualquier ser humano puede acceder a la fe y a una fe siempre razonada y por supuesto razonable.
Como se demuestra en la actualidad, gran parte de la violencia desatada en nuestra mundo está provocada por fanatismo religioso y por posiciones intransigentes. Léase en particular, Afganistán y sus talibanes, léanse los ultraortodoxos judíos, léanse los jihadistas islamitas, léanse los legionarios de Cristo Rey, los ayatolá intransigentes… Y véanse algunos lugares donde la violencia se ha instalado y continúa: Afganistán, Paquistán, Irak, (o circunstancialmente entre la India y Paquistán), la zona de medio oriente en territorio Palestino-Israelí, etc. etc.
Cada mañana nos desayunamos con nuevos atentados perpetrados por personajes imbuidos de una fe absurda y destructiva, destruyendo a sus semejantes para alcanzar la gloria del martirio.
Mal asunto. Temporalmente estamos poco alejados de la Alejandría de la película “Ágora”.
Como ha escrito en una carta a El País Pedro Taracena, (sábado 17 de octubre de 2009) lo que ha logrado Amenábar ha sido “desentrañar los conflictos históricos desatados entre la fe y la razón, la Iglesia y el Estado, la religión y la ciencia, el poder y la política” y son de tal actualidad los asuntos que aborda el film que “los temas son los mismos. La organización de la sociedad con Dios o sin Dios. El creacionismo y la evolución de las especies. La alianza Iglesia-Estado. El maridaje trono-altar. La igualdad del hombre y la mujer. La investigación científica o no tocar las células madre. El conocimiento humano o la tradición religiosa inspirada en una deidad”.
En cualquier caso no viene nunca mal hacer una reflexión tras disfrutar de una película. Siempre tenemos algo que aprender.
18 octubre 2009
hola paco, como tú sabes a mi me gusto la película mucho. Por varias razones, entre otras´, porque me ha hecho reflexionar, porque esta muy bien recreada, por su interpretación, por su realización, y por supuesto, por su dirección. Es dificil que Alejandro Amenabar nos deje indiferentes.
ResponderEliminarLa película nos traslada a una época donde los hombres obstentaban un poder descomunal, donde la vida de una persona era tan insignificante que la esclavitud era algo cotidiano, donde un poderoso podía aniquilar la vida de una persona solo por pensar de manera diferente. Pero eso mismo está pasando a nuestro alrededor, cuando en nombre de Dios, los lideres religiosos envian a sus discipulos a aniquilar a los infieles o al mismisimo suicidio. Y no es menos verdad que en nombre de ese mismo Dios, JR Gorge Bhus envió a sus soldados a la "Madre de todss las batallas". La verdad es que Dios no creo que esté muy de acuerdo con todos estos señores. Bien sabes tu paco, que estoy alejado de los pensamientos religiosos, y digo como dice José Sacristan, "Yo no creo en Dios,pero si existiera, no tiene perdon de Dios".