Y digo yo ¿no hay otra manera de regular los derechos de autor, los derechos de las patentes registradas...?
Ayer le preguntaba yo a un amigo electricista. ¿Cuántas veces cobras los trabajos de montaje eléctrico que llevas a cabo en una vivienda? Naturalmente …¡Una sola vez!.
Es evidente que cuando un escultor realiza una pieza escultórica especial le pone precio a su trabajo y lo cobra, una sola vez también. Es lo lógico.
Tampoco voy a ser tan negativo que no entienda que quien escribe por ejemplo una novela y le vende la exclusiva a una editorial, es ésta última la que se queda con los derechos de copia o reproducción. Aunque no siempre. El autor conserva su derecho de propiedad sobre su obra. Y me parece muy lógico que si alguien la reproduce en imprenta con fines especulativos o comerciales el autor tenga unos derechos sobre esa edición.
Pero ¿hasta cuándo?
Lo que resulta esperpéntico es lo que estamos escuchando y leyendo en la prensa sobre algunas actuaciones de estos señores que parecen más cazadores y piratas que administradores y protectores de los derechos de los autores o editores.
No me explico por qué todos los espectáculos que se promueven en las fiestas de los pueblos tengan que pagar una tasa genérica a la SGAE (entre un siete y un diez por ciento de la base imponible de la factura del espectáculo): música, canciones. Representaciones teatrales.
Estos del SAGAE se han tomado unos aires al socaire del proteccionismo recibido por el gobierno socialista que no hay quien los pare. Desde los cánones impuestos a todos los aparatos o materiales susceptibles de copiar o reproducir datos, música, películas, etc. hasta gravar con tasas absurdas y elevadísimas cualquier tipo de actuación. ¡Ea, a la mierda la cultura! Aquí lo que importa es el dinero.
Recuerdo incluso que el Instituto Nacional de Libro, encargado de la adjudicación de los números del ISBN, ya no le importan los libros publicados, sino exclusivamente los libros que van a ser comercializados y consecuentemente que van a dar un beneficio pecuniario a sus editores. La publicaciones culturales de Diputaciones, Obras culturales, Asociaciones, Instituciones sin ánimo de lucro ya no necesitan el ISBN. Sólo cuenta el asunto crematístico; porque además, hay una sociedad especializada en posibilitarte el necesario “código de barras” para todo lo que se vende, así que ya tenemos otra sociedad viviendo de la burocracia infinita en que estamos inmersos.
Además estos señores (de la SGAE) parecen estar encumbrados en la posesión de los poderes inquisitoriales, de manera que van por ahí más que como agentes comerciales que eso es lo que podrían ser en cualquier caso, como agentes policiales, detectives o agentes judiciales, actuando con verdadera arbitrariedad. ¿Quién habrá aprobado esta ley tan protectora de los protegidos?Búsquese una justa compensación a la propiedad intelectual de quienes editan música, cine, vídeos o cualquier otro objeto cultural; persígase a los que puedan aprovecharse comercialmente de copias de tales obras, pero déjese un camino expedito, abierto y generoso a la cultura y a sus manifestaciones. ¿Habrá cosa más aberrante que la tasa que pretenden imponer estos piratas de la SGAE por la lectura de los libros de las bibliotecas públicas? Ya falta sólo que en la página de créditos del libro pongan una nota: Prohibido prestar este libro a alguien sin liquidar la tasa en la oficina más cercana de la SGAE o sin el expreso permiso de su autor” El mercantilismo se ha apoderado tan fuertemente de nuestro espectro social que no se puede ya mirar nada sino bajo el prisma del beneficio y el aspecto recaudador. Lo dicho cada día más piratas
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