miércoles, 18 de noviembre de 2009

Desidia, Desganas, Anestesia

Voy a hacer mías unas palabras que leí hace días en una carta al director, -ese género literario que resulta a veces tan aleccionador: “percibo una sociedad anestesiada, que se alimenta de televisión y a la que poco le importan estas realidades”.
De la combatividad con la que en otro tiempo nos empleábamos todos, ciudadanos, políticos, sindicalistas, asociaciones de vecinos, culturales etc. etc. para combatir y denunciar las arbitrariedades, los abusos y la manipulación, hemos pasado a un desentendimiento total; a la mayor de las indiferencias y a un laissez faire, laissez passer como si nada nos importara, ausentándonos de toda forma de compromiso y de riesgo.
La inmensa mayoría calla ante el atropello de la nueva ley de extranjería que indirectamente condena hasta la norma sagrada de la hospitalidad; y que, yendo un poco más allá, limita las posibilidades de obtener asilo político tras las restricciones que se marcan, cerrando puertas a los perseguidos por causa de la libertad, la justicia y la defensa de los derechos humanos.
Cerca nos queda el caso de la saharaui Aminatou Haidar, reconocida en los Estados Unidos con el premio al Coraje civil, y exilada por Marruecos, abandonada por España, como un paso más en el denigrante espectáculo que España está dando respecto de Sahara, antigua colonia, abandonada a su suerte. España no ha luchado suficientemente por que se llegara al Referéndum ordenado por la ONU. Más bien, una vez más, como con la marcha verde ha mirado para otro lado, para no perjudicar los intereses, los negocios, el dinero, la economía, (erigida en la madre y la reina de todas las justificaciones) Y para no disgustar a ese rey de Marruecos, soberbio, ruin y megalómano al mismo tiempo.
Los gobiernos no son ahora como apuntaba hace días un columnista otra cosa que oficinas de Negocios y transacciones mercantiles, aunque sea a costa del más absoluto desprecio a los derechos humanos.
¿Qué ha hecho la Unión Europea ante las leyes promulgadas en Italia que son un verdadero atropello, inspiradas un la xenofobia y el racismo? Callar.
¿Qué ha hecho nuestro ministro de Asuntos Exteriores en Cuba? Callar
¿Qué ha hecho nuestro ministro de Asuntos exteriores en Guinea? Callar.
¿Qué sigue haciendo la comunidad internacional ante los atropellos de Israel –hoy mismo con la ampliación de 900 viviendas en asentamientos ilegales y contra todo derecho- en ese holocausto continuado contra el pueblo palestino? Callar.
El silencio, el disimulo, y lo que es peor, la caradura, la desvergüenza y la más elemental falta de ética se han instalado en la sociedad.
Nos dan arrebatos de rebeldía cuando algo nos afecta de cerca y daña nuestros intereses propios, pero pasamos de la forma más vergonzante de implicarnos en situaciones que afectan a los problemas de la Humanidad.
Se sigue aplazando el cumplimiento de los objetivos del milenio, se siguen fabricando armas, porque son las industrias que no han tenido que promover ni ERE(s) ni cierres, ni suspensión de pagos. El negocio es redondo y en la exportación de esos indeseables instrumentos que van a parar a manos más indeseables aún, recogemos extraordinarios beneficios. Aunque el hambre siga haciendo estragos y derribando a los hijos de la tierra.
Cada minuto caen dos o tres niños a consecuencia del hambre y las enfermedades provocadas por la desnutrición. ¿Tiene esto sentido?
Mario Benedetti, lo describe así en su poema “Desganas”, (palabra que por otra parte expresa mucho del posicionamiento en que la sociedad se está situando en referencia a todos los problemas):
Si cuarenta mil niños sucumben diariamente
en el purgatorio del hambre y de la sed
si la tortura de los pobres cuerpos
envilece una a una a las almas
y si el poder se ufana de sus cuarentenas
o si los pobres de solemnidad
son cada vez menos solemnes y más pobres
ya es bastante grave
que un solo hombreo una sola mujer
contemplen distraídos el horizonte neutro
pero en cambio es atroz
sencillamente atroz
si es la humanidad la que se encoge de hombros.

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