domingo, 29 de noviembre de 2009

Bono y Pinochet

Lo más indignante de aquel viaje de Juan Pablo II a América fueron dos acontecimientos que en cierto modo marcaban la “rectitud de la doctrina cristiana” defendida por el papa.
La primera fue la actitud despectiva y autoritaria del papa levantando el dedo amenazador contra el sacerdote y poeta Ernesto Cardenal en Nicaragua.
La otra fue ver al papa dando la comunión al dictador Pinochet. Un papa que se entretuvo en linchar y desautorizar a todos los teólogos de la liberación que pudo, que desoyó el clamor de los pobres para proceder con agilidad a reconocer el valor martirial de la muerte de Monseñor Oscar Romero y la de los 5 mártires de la Universidad Centroamericana empezando por Ellacuría y acabando por las dos personas del servicio, pero que tampoco se dignó reconocer el valor de martirio de tantos sacerdotes, religiosas y catequistas que sufrieron la persecución y la muerte por causa de su fe, a manos de los poderosos.
Este papa se apresuró a canonizar a Don JosemaríaEscrivádeBalaguer y a rebuscar en los archivos otros que le hicieran olvidar la sangre derramada de los mártires de América Latina.
Pero sí que tuvo una cara amable y una actitud condescendiente con un dictador sanguinario con el que lamentablemente coincidía en su visceral anticomunismo, al que no tuvo el más mínimo reparo en sentirse en comunión y en hacerle partícipe de la Eucaristía, el misterio del amor y la comunión. Esto para mí constituyó entonces (y sigue estando presente en mi mente) una de la más enormes vergüenzas del Vaticano, significativo de lo que esta iglesia institucional busca y persigue, buscando a Jesús muy lejos de los pobres y en contradicción con las bienaventuranzas del Evangelio.
Esta iglesia está dispuesta ahora a condenar y dejar fuera de la comunión a quienes han apoyado o dado su voto a la ley que regula el aborto. Se ve que le faltan arrestos o agallas para condenar a los asesinos y a los tiranos. Ni condenó a Hitler, ni condenó a Mussolini, ni condenó a Franco, ni condenó a Pinochet, por poner sólo unos ejemplos.
Se ve que la mayoría de los pecados que preocupan a la iglesia son los relacionados o con el sexo o con el cuerpo; no hay condenas ni excomuniones para los explotadores para los avaros que viven de la usura y llenan sus bolsillos hasta en los Montes de Piedad, a costa de los pobres; no hay condenas contra quienes fabrican, exportan venden o compran armas destructoras, no hay condenas contra nuestros países del primer mundo que esquilman y arruinan a los pobre y generan el hambre y la muerte.
Lo diré de nuevo: se habla mucho y hay gran preocupación por el aborto, y muy pocas manifestaciones por los miles de niños que a diario mueren de hambre y sin esperanza en brazos de madres que nunca abortaron.
…Y nada de esto es aceptar a ciegas el aborto; pero acaso nos sigue faltando la sindéresis de la razón y la empatía cuando juzgamos de aquello y sobre aquello en lo que no estamos personalmente implicados.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Desidia, Desganas, Anestesia

Voy a hacer mías unas palabras que leí hace días en una carta al director, -ese género literario que resulta a veces tan aleccionador: “percibo una sociedad anestesiada, que se alimenta de televisión y a la que poco le importan estas realidades”.
De la combatividad con la que en otro tiempo nos empleábamos todos, ciudadanos, políticos, sindicalistas, asociaciones de vecinos, culturales etc. etc. para combatir y denunciar las arbitrariedades, los abusos y la manipulación, hemos pasado a un desentendimiento total; a la mayor de las indiferencias y a un laissez faire, laissez passer como si nada nos importara, ausentándonos de toda forma de compromiso y de riesgo.
La inmensa mayoría calla ante el atropello de la nueva ley de extranjería que indirectamente condena hasta la norma sagrada de la hospitalidad; y que, yendo un poco más allá, limita las posibilidades de obtener asilo político tras las restricciones que se marcan, cerrando puertas a los perseguidos por causa de la libertad, la justicia y la defensa de los derechos humanos.
Cerca nos queda el caso de la saharaui Aminatou Haidar, reconocida en los Estados Unidos con el premio al Coraje civil, y exilada por Marruecos, abandonada por España, como un paso más en el denigrante espectáculo que España está dando respecto de Sahara, antigua colonia, abandonada a su suerte. España no ha luchado suficientemente por que se llegara al Referéndum ordenado por la ONU. Más bien, una vez más, como con la marcha verde ha mirado para otro lado, para no perjudicar los intereses, los negocios, el dinero, la economía, (erigida en la madre y la reina de todas las justificaciones) Y para no disgustar a ese rey de Marruecos, soberbio, ruin y megalómano al mismo tiempo.
Los gobiernos no son ahora como apuntaba hace días un columnista otra cosa que oficinas de Negocios y transacciones mercantiles, aunque sea a costa del más absoluto desprecio a los derechos humanos.
¿Qué ha hecho la Unión Europea ante las leyes promulgadas en Italia que son un verdadero atropello, inspiradas un la xenofobia y el racismo? Callar.
¿Qué ha hecho nuestro ministro de Asuntos Exteriores en Cuba? Callar
¿Qué ha hecho nuestro ministro de Asuntos exteriores en Guinea? Callar.
¿Qué sigue haciendo la comunidad internacional ante los atropellos de Israel –hoy mismo con la ampliación de 900 viviendas en asentamientos ilegales y contra todo derecho- en ese holocausto continuado contra el pueblo palestino? Callar.
El silencio, el disimulo, y lo que es peor, la caradura, la desvergüenza y la más elemental falta de ética se han instalado en la sociedad.
Nos dan arrebatos de rebeldía cuando algo nos afecta de cerca y daña nuestros intereses propios, pero pasamos de la forma más vergonzante de implicarnos en situaciones que afectan a los problemas de la Humanidad.
Se sigue aplazando el cumplimiento de los objetivos del milenio, se siguen fabricando armas, porque son las industrias que no han tenido que promover ni ERE(s) ni cierres, ni suspensión de pagos. El negocio es redondo y en la exportación de esos indeseables instrumentos que van a parar a manos más indeseables aún, recogemos extraordinarios beneficios. Aunque el hambre siga haciendo estragos y derribando a los hijos de la tierra.
Cada minuto caen dos o tres niños a consecuencia del hambre y las enfermedades provocadas por la desnutrición. ¿Tiene esto sentido?
Mario Benedetti, lo describe así en su poema “Desganas”, (palabra que por otra parte expresa mucho del posicionamiento en que la sociedad se está situando en referencia a todos los problemas):
Si cuarenta mil niños sucumben diariamente
en el purgatorio del hambre y de la sed
si la tortura de los pobres cuerpos
envilece una a una a las almas
y si el poder se ufana de sus cuarentenas
o si los pobres de solemnidad
son cada vez menos solemnes y más pobres
ya es bastante grave
que un solo hombreo una sola mujer
contemplen distraídos el horizonte neutro
pero en cambio es atroz
sencillamente atroz
si es la humanidad la que se encoge de hombros.

sábado, 14 de noviembre de 2009

Los piratas y los depredadores

Seguramente la piratería ha sido siempre una profesión de depredadores, y, según la fascinante imagen que han aportado las letras y el arte cinematográfico, gente mala y perversa, sanguinaria y maldita.
Cuando Goytisolo escribió aquellos versos:
Érase una vez un lobito bueno
Al que maltrataban
Todos los corderos.
Y había también
un príncipe malo
Una bruja hermosa
Y un pirata honrado…
Estaba pensando en un mundo al revés, pero no tan del revés. Nos hemos acostumbrado a que los medios de comunicación, la literatura, y nuestra mente traicionera nos fabriquen un cliché y un estereotipo de todo de manera que ya el sólo nombre de bruja o de pirata nos remitan directamente a un mal y un mal perverso y siniestro.
El expolio de África es tan notorio que no hace falta que digamos que no sólo en el período colonial, sino también después, y de una forma más escurridiza y camuflada, especialmente Europa (Portugal, España, Francia, Reino Unido, Italia…), ha arruinado los recursos de África y ha contribuido especialmente a la desaparición de especies, con un severo daño a la biodiversidad, a destruir las formas de convivencia y cultura que se han demostrado mejores y menos dañinas que la democracia trucada que le hemos malvendido, para convertir a algunos políticos, presidentes y generales en verdaderos dictadores.
Con ese panorama, al que se unen en la actualidad la explotación global del coltán, la extracción de petróleo, el comercio fraudulento de diamantes y una forma muy peculiar de expoliar: mandar barcos de todo el mundo a esquilmar paulatinamente los caladeros frente a las cosas africanas de todas las latitudes.
El hecho de que muchos países africanos no tengan una flota pesquera capaz de trabajar cerca de sus propias costas no hace más que confirmar que no se les ha dado la caña de pescar para que puedan beneficiarse de sus caladeros cercanos, sino que la ayuda al desarrollo ha sido otra tapadera para rearmar a los grupos y países saturados de pobreza, de hambre, sufrimiento e injusticia y para justificar de alguna manera los compromisos contraídos a nivel internacional.
Así las cosas, nos maravilla que en el cuerno de África hayan aparecido piratas cuya batalla la libran contra los depredadores que siguen los pasos de empobrecer África, de expoliarla de todas sus riqueza posibles, también las marinas.
Pero en fin, ya nos hemos apresurado a dotar a nuestros barcos piratas de las defensas adecuadas para que “esos muertos de hambre de Somalia” no se atrevan a librar una batalla que –tratando de entender el sentido de estas palabras- habría que considerarla , siempre de algún modo, en legítima defensa.
¿Quiénes eran los buenos y los malos en aquellas películas del Oeste? ¿Los indios o el ejército norteamericano? ¿Quiénes lo son en la realidad que estamos viviendo en el cuerno de África? ¿Los barcos de pesca o los barcos piratas?
Ni que decir tiene que esto que digo no justifica el modo de proceder de la piratería somalí y que lamento, como todos, que haya una tripulación en manos de gente, cuya reacción puede ser imprevisible.
Pero sigamos pensando. La simpleza nos puede engañar: “Había una vez un lobito bueno…”

viernes, 13 de noviembre de 2009

Pasar el escáner al país entero. (Corrupción)

Da la impresión que en cuanto, en lugar de hacer la vista gorda, se pasa la lupa o el escáner por los más diversos ayuntamientos de nuestra querida España (insular y peninsular), se deja entrever el poderoso atractivo del ya cantado dinero por el Arcipreste de Hita: Hace mucho el dinero mucho se le ha de amar…; o por D. Francisco de Quevedo: Poderoso caballero es Don Dinero.
Todo lo que se está poniendo a la luz de corrupción y fraude de todo tipo deja entrever perfectamente que la honradez no está en las corbatas, porque las corbatas no otorgan el don de la dignidad ni revisten de firmeza ética ante este poderoso señor.
Alguien ya dijo del dinero que es un esclavo magnífico pero un mal amo. Es peligroso caer bajo sus garras, como para un jugador, acabar hundido en la ludopatía más irresistible.
Todo lo relacionado con el urbanismo, las grandes obras públicas, la construcción y los dineros públicos, es un campo sembrado para los que ceden, no a tener por esclavo al dinero, sino a hacerse esclavos de él.
No importa edad, no importa condición, no importan creencias, no importa la clase de partido al que se pertenece o del que se beneficia; importa amasar fortuna bajo cuerda, ponerla a buen recaudo a nombre de alguien fuera de toda sospecha y, si es posible, en cuentas inaccesibles que no dejen rastro.
Pero ¿para cuándo se va a ir pasando el escáner por el resto de la geografía española y para cundo se va a revisar por jueces y fiscales lo que ya está denunciado como actuaciones irregulares sospechosas de ser algo más que irregularidades?
Parece que Andalucía es sólo terreno abonado para peperos y disidentes en esto de la corrupción. Pero creo que es precisamente porque no se ha pasado la lupa ni el escáner y parece que se pretende echar tierra encima a muchos asuntos que no interesa que sean aireados.
O los socialistas son unos benditos, o siempre hay quien les echa una manecilla para mantenerlos fuera de toda sospecha o al margen de investigaciones, a pesar de que existan denuncias concretas. ¿A qué se espera? ¿A que prescriban los posibles delitos? ¿A qué esperan?: ¿a que los problemas queden resueltos mediante otros procedimientos que no dejen en evidencia actuaciones arbitrarias y posicionamientos al margen de las normas y las leyes?
Ya, por desgracia, hace tiempo que tenemos todos los españoles a la justicia bajo sospecha; bien sea por su ineficacia, su lentitud, sus salidas de tono, sus vinculaciones más o menos fuertes con el poder político, etc. etc. Quien dijo “la justicia es un cachondeo” fue condenado, pero en realidad no dijo ningún desatino, ni tampoco algo tan distinto de lo que muchos españoles “víctimas” de la justicia piensan, y también pensamos otros que vemos su lento proceder y a veces el injusto final de algunos asuntos sometidos a su juicio.
Lupa, escáner, puertas abiertas, luz y taquígrafos, agilidad en los juzgados, gestión municipal diáfana y clara, dignidad, ética, honestidad, honradez, transparencia…Eso es lo que falta para que los ciudadanos tengan una mínima confianza en dos instituciones necesarias, los políticos y la Justicia.

martes, 10 de noviembre de 2009

Facilidades para la impunidad y la frivolidad

Ya resulta cansino este inventar derechos del gobierno socialista o de la gente, en el sentido de que cualquier cosa que se puede hacer o que en un determinado momento hubiera de hacerse se convierte por arte de birlibirloque en un derecho.
Es cierto que hay que universalizar las posibilidades para que todas las personas disfruten de una igualdad de oportunidades, pero ¿para qué objetivos o para qué fin?
Me llama la atención que, -sin dudar de que determinadas situaciones complejas y delicadas hayan de ser reguladas y encauzadas legalmente, como la “posibilidad” de un aborto como interrupción expresa y decidida del embarazo no deseado- se den esas facilidades y se concedan esos privilegios a personas que si bien pueden estar ejerciendo un uso responsable de su libre albedrío y tomando decisiones de calado ético que han sido sometidas a un mínimo discernimiento, también pudiera ser que se estén “deshaciendo” de una responsabilidad, de un compromiso, de las consecuencias de actos superficiales, irreflexivos, alocados o inconscientes, como consecuencia de una frivolización absoluta de la sexualidad y de las relaciones humanas y de la Biblia en pasta.
Tras estas leyes que quieren regular tanto la interrupción del embarazo considerado como un “derecho” como la utilización indiscriminada de la “píldora del día siguiente”, siempre se habla mucho de educación, de información, de actuaciones responsables por parte de las personas afectadas. Pero en poquísimos casos he oído hablar de la responsabilidad del varón, que queda al margen como un dios “ex machina” que en cualquier caso se lava las manos en el conflicto ético que pudiera surgir en la mente o la sensibilidad de determinadas personas.
Educación. Se habla de educación como si nuestro sistema educativo estuviera resultando magnífico en cualquiera de sus aspectos. Es todo lo contrario, Se está produciendo un fracaso educativo que por supuesto puede afectar también a los posicionamientos éticos ante estos hechos.
Es verdad que el respeto está siendo uno de los pilares y de las actitudes transversales con las que se pretender educar al alumnado de ambos sexos de la ESO especialmente.
Pero ¿Quién ha dicho que si nos seguimos haciendo cada día más concesivos con las modas o las realidades que están en la calle, no acabaremos aceptando como normal, sin ningún tipo de problema, la pedofilia, la prostitución de menores, la violación en determinados supuestos… o qué sé yo. Al fin y al cabo si ya todos somos “dueños y dueñas de nuestros propios cuerpos”, ¿quién va a poner pared al campo?
El problema más grave radica en las bases éticas desde las que se plantea toda esta problemática.
La defensa de la mujer (objeto más frecuente de los abusos y de la manipulación) me parece absolutamente necesaria y debe ir incluso más allá de una especie de mera protección. Pero ¿dónde están los fundamentos éticos de toda esta legislación? Concedamos que la perspectiva de la jerarquía católica es intransigente, inamovible, y no deja lugar a la perplejidad, al contexto y ni siquiera a la conciencia personal, último criterio moral según la misma doctrina católica. Pero si la iglesia quiere aportar como fundamento una discutible visión de “la ley natural”, no se ve qué criterio es el que se plantea desde la visión tan aperturista y tan igualmente intransigente del actual gobierno socialista.
Las limitaciones que la Generalitat de Cataluña ha puesto a la venta sin receta de la píldora del día después, incluida la venta a menores de 13 años, ya ha sido respondida por la propia ministra afirmando que cualquier pega que se ponga no impedirá que las cosas sean como están previstas desde su perspectiva.
Ya a muchos parece un disparate que se lleve a cabo un aborto por una menor, sin conocimiento o consentimiento de los padres, titulares de la patria potestad; también lo parece la venta indiscriminada de la píldora del día siguiente, sin ninguna mediación médica ni recomendación de personal competente y adecuada, incluso a menores de 13 años.
Sencillamente, o sinceramente, no se necesita montar un pollo, lo que hace falta es tener unos políticos con dos dedos de frente y un poco de sentido común, aparte de una fundamentación ética de su pensamiento tan abierto y universal.
Somos muchas las personas que tratamos de establecer nuestra relación con el mundo desde la perspectiva de la “empatía”, poniéndonos en el lugar del otro. Esto permite sin duda ser sumamente comprensivo, respetuoso y amable. No obstante no se puede ser indefinidamente transigente y concesivo. Lo que está pasando a muchos adolescentes es que los padres no han sido determinantes en el establecimiento de límites. Eso lo estamos pagando con tener una parte de la adolescencia y la juventud “ingobernable”, colaborando al mismo tiempo a quitarle la razón a los educadores a favor de los alumnos, con lo cual consagramos el principio del “todo vale” o del “qué más da, o del ¿¡qué pasa!?
Jesús García Montero en un artículo de opinión en El País del domingo 16 de agosto pasado iluminaba estas reflexiones mías: “Las formas del dogmatismo actual más allá de las ideologías totalitarias, tienen mucho que ver con la reducción de los matices del mundo a breves titulares que sirven para imponer opiniones y simplificar la realidad, haciendo imposible un verdadero uso de la conciencia individual. Los dogmas de hoy dependen con frecuencia de las nuevas velocidades de la información. La invitación al cinismo, el deseo de relativizarlo todo, suele ser el camino de las inteligencias que juegan a destruir las ilusiones colectivas”. (El subrayado es mío)