martes, 11 de enero de 2011

Para Angel Buce. In memoriam


Ángel
Se nos fue como el viento
escapando por una rendija
descuidada y abierta
de la vida.

Mas siguió caminando con nosotros,
Hasta hoy para llevar orgulloso
esta insignia:
marchamo de SAFA,
medalla a la constancia,
a la perseverancia y al esfuerzo.

Podría llevarla como otro más,
pero con un orgullo diferente.
Su pasión y su empeño en la tarea
le eran consubstanciales;
y todo lo llevaba con esa enorme sencillez de los humildes.

Se nos fue de pronto
como herido por el rayo.
Se nos fue sin dejar
un rastro de cansancio
en sus pisadas.
Se nos fue, sin embargo,
dejándonos su huella,
de pisada suave,
en una enorme estela
de recuerdos,
hechos de gestos más que de palabras,

Sus antiguos alumnos
recordaban siempre
su talante comunicativo,
su buen hacer en clase:
lecciones sencillas,
ni enrevesadas ni solemnes;
Su justa valoración
de los trabajos.

Y, sobre todo,
-todos lo recordamos-
su forma de bondad
sin dobleces,
y su amor al trabajo bien hecho.

Y en medio del trajín de los días
esa afición al fútbol,
sevillana, entrañable,
junto al sentido austero
de su vida,
de sus relaciones con nosotros.

Ángel, te lo has ganado.
Sin caminar ahora a nuestro lado
Fuiste peregrino
recorriendo el colegio.
Fuiste el romero
al que la muerte le cortó su camino
hasta el destino.
Pero, hay, seguro,
otros destinos altos
hacia los que caminar
cuando se quiebra
la marcha de la vida presente.
¡Allá nos encontraremos!
¡Hasta entonces, maestro!


Paco López de Ahumada
7 de enero de 2011

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