Desmantelada la cúpula de la SGAE

Con este titular que sugería el desmantelamiento de una red de extorsión o de una banda mafiosa o terrorista, abría su portada el periódico Público el pasado sábado 2 de julio de 2011, cuarto año de la crisis –contándolos mal contados.

Ya hace tiempo publicaba yo mismo un artículo en mi columna habitual de El Colonial con el título “Los piratas de la SGAE”. Esta operación SAGA, como ha sido denominada por la Guardia Civil da fe de que no andaba yo muy equivocado. Así que los piratas estaban dentro, pirateando y trincando a su manera y con finura, claro. Tienes que ocultar la pata de palo, el garfio en la mano y el ojo tapado…y piratear mediante lo mismo que hacen tantas firmas o empresas tapadera en los paraísos fiscales: Gibraltar, Mónaco, Suiza, por nombrar las que están más a mano. En esto de crear empresas tapadera o individuos testaferros, los piratas son especialistas.

La ampliación de la semilla y de los frutos de la corrupción más allá de las tramas en los partidos políticos, da a entender que la generalización del fenómeno de la deshonestidad, de la falta de ética y de la poca vergüenza, está difundido más allá de lo imaginable y se abren cada vez más campos de desconfianza para el ciudadano de a pié pagano y pagador, sujeto pasivo de la recaudación de la haciendo pública y víctima de las tramas especulativas a todos los niveles, empezando por la banca, continuando por las empresas poderosas y acabando, -es posible- en un alcalde o en un mono concejal de cualquier ayuntamiento perdido en la geografía.

¡Es tan fácil hacer planes con el dinero ajeno, que no perjudica nuestro bolsillo! ¡Es tan fácil, a veces, embolsárselo mediante enjuagues y apaños bien planeados y planificados! Y, sobre todo, es tan rentable a los intereses particulares, que no son pocos quienes intentan sacar tajada, de la forma más discreta eso sí, y con apariencias de legalidad y legitimidad.
Pero, además como dicen algunos –se ha dicho del tema de los ERES de la Junta de Andalucía- esto que se des-cubre no es sino la punta del iceberg. Pues qué no se podría investigar -en referencia al affaire de Rafael Velasco o de su señora- de tantos fondos como se ha repartido alegremente para cursos que en no pocas circunstancias han estado rodeados de “presuntas” irregularidades, con parte del alumnado ficticio, con firmas de alumnos ausentes o inexistentes, falsificadas. Etc. etc. incluyendo, claro está, cursos que se han impartido a través de sindicatos con ciertos tintes entre el fraude y la buena gestión.

Volviendo a la SGAE, es necesario revisar a fondo quién y cómo se gestionan los derechos de autor.
Hay que establecer una fecha de caducidad a los derechos de autor, como lo tiene determinadas patentes, hay que hacer una ponderación de los derechos de autor y los derechos de copia. Hay que establecer el pago total de un trabajo, de cual no se puede vivir eternamente, vendiendo montones de copias….
Los músicos por qué no ganan su dinero tocando en conciertos como lo pueden hacer las bandas de cornetas y tambores, las compañías de teatro al representar las obras.
No es fácil saber qué solución se puede dar a este grave problema, pero hay que empezar a re-pensarlo. Tal como se concibe hoy el derecho de autor, con los medios de multiplicación de las copias, hay que dar un nuevo encauzamiento a esos derechos y protegerlos de la piratería de quienes se forran…. Y no perseguir a cuatro inmigrantes que luchan por la supervivencia. Yo obligaría a autor a venir a detener a los infractores, y que no sea la sociedad la que tenga que proteger sus derechos, como si fueran derechos divinos, cuando hay tantísimos derechos pisoteados. Como por ejemplo el derecho constitucional a una vivienda digna. Pero el tema del desahucio merece un capítulo aparte.