Cada noche
El dolor de los días,
Las heridas del ser humano,
Del Planeta,
Del corazón del mundo,
También escuecen
En mi propio corazón.
Y las lágrimas,
Empujadas por un corazón apretado,
Constreñido
Y replegado
Por emociones tristes,
Acaban saliendo,
intentando regar
la imposible esperanza.
Cayucos, hambrunas, matanzas,
Odio, ambición,
Dinero, lucro, corrupción,
Armas, violencia
Destrucción caprichosa y loca
Sin atisbo de remordimiento,
Que aplasta África,
Aplasta a los pobres
A los desposeídos,
A los empobrecidos
Por la injusticia global
Del Norte del Planeta.
Y aplastan los sueños,
Los proyectos de futuro
Hundiendo en el mar los horizontes.
Puede que otro mundo sea posible,
Puede que, alguna vez,
Los objetivos del milenio
Se logren
Antes de alcanzar el final
Del milenio.
Entre tanto nadie renuncia a nada,
Nadie se desposee
Para que se compartan
Las posibilidades
De los que viven
Entre las fronteras de la vida
y de la muerte.
Vendrá la Navidad
En medio de la crisis.
Vendrán campañas y rifas
Y cestas de regalo
Gratificando caridades
Bondadosas.
Pero ahí seguirá
nuestra irredenta indiferencia,
sin dar señales de vida
la auténtica empatía.
Y seguirán ahí
los compromisos que nos cabe asumir
A los que estamos tan lejos
En el espacio, pero también tan lejanos
En nuestros sentimientos
Con un corazón
alejado del dolor ajeno.
Creado el 30 de mayo de 2011 y
Concluido el 22 de agosto de 2011
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