jueves, 18 de noviembre de 2010
Lo que quedará de nosotros
Estamos todavía en el mes de difuntos, en el mes de los recuerdos tristes, en el mes en que la ausencia se nos vuelve una lágrina, en el mes en que reforzamos la increible esperanza en el más allá o la resurrección, en el mes en que el luto, en los cementerios, se viste con los colores de mil flores diferentes. Y aunque el escrito que inserto en el blog hoy es de agosto, viene muy a propósito hacia el final del mes de noviembre.
Un día quedará de nosotros
Una esquela agradecida
Colgada en un tablón;
Unas coronas florales
Marchitándose al sol,
Un cuerpo encerrado
Deshaciéndose en polvo
Y unas lágrimas cálidas
Enfriándose al paso del reloj.
Todavía correrá nuestro nombre
En papeles, en blogs
Y en las páginas web;
Todavía por un tiempo
se hablará de nosotros
con tonos, quizás, algo postizos
de añoranza.
Todavía habrá algunos
Cercanos admiradores,
Intentando montar un homenaje
O una notoria despedida.
Todavía por un tiempo,
Alguien hará memoria
De los versos, las palabras
O la pluma con la que defendimos
La verdad que defendíamos
Y el proyecto sin planos
Que intentamos levantar
con las pequeñas cosas.
Todavía dejaremos
un rastro de palabras y ruidos.
Pero sólo valdrá la pena
la huella que quedó,
sin apenas pisar,
en el corazón de alguien.
Aquella huella
atrapada en el recuerdo,
que al evocar el nombre,
despertará, acaso,
una lágrima dormida.
23 de agosto 2010
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